¿Conservar o desechar? más fácil de lo que parece

El pasado es importante, pero algunas personas se mudan con él y lo representan en un sinnúmero de objetos que a veces no son útiles, importantes o necesarios.

15 MAR 2017 · Lectura: min.
Los objetos tienen valores de uso, simbólicos y estéticos, según estas condiciones decidimos que continúen con nosotros en nuestra nueva casa u oficina.

La dinámica del mercado inmobiliario sea residencial o para oficinas, nos ofrece cada día espacios con mejores condiciones para ser habitados, con características domóticas y modulares, temperaturas controladas, rápidos accesos; pero generalmente de tamaños más pequeños. ¿Qué hacemos con todo aquello que hemos acumulado con los años si el espacio no alcanza?

El problema de acumular

El Síndrome de Acumulación Compulsiva (SAC) es una condición cuyas características extremas son consideradas patológicas y consisten en acumular objetos servibles e inservibles adjudicándoles valores de uso, simbólicos o estéticos. Hay diferentes tipos y niveles de acumulación que pasa por guardar o recoger objetos que no se necesitan hasta la situación de llenar una casa de tal forma que no permite recorrerla fácilmente. Pero alejándonos de la patología… ¿Qué de eso que guardamos debe mudarse con nosotros y qué debe cambiar de dueño o desecharse? Esa es una de las claves básicas de una mudanza exitosa: Llegar al destino con menos cosas que las que se tenían en el anterior domicilio u oficina.

Por eso, desde www.mudanza.com.co queremos darte algunas pistas que te ayuden a confrontar la nostalgia de los objetos y que te permitan hacerte las preguntas correctas, para decidir si ese objeto se sube al camión o cambiará de dueño.

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¿Cuáles son mis necesidades?

Esa tostadora del pan que heredamos de la abuela, ese asador o parrilla Bar-BQ que tenemos sin estrenar, ese juego de ollas de todos los tamaños que nos dieron el el aniversario y esas dos bajillas sin desempacar ¿Son realmente necesarios? Siguen más preguntas: ¿Tus mejores platillos son los que pides a domicilio? ¿Qué de eso que vas a empacar no veías desde la pasada mudanza o desde la última vez que fumigaste? En este caso, podemos pensar en una o un buen amigo que se beneficie de nuestros regalos o en esa fundación de la que nos hablaron y que puede sacarle mucho provecho.

Análisis: Qué de lo que estoy empacando, necesito realmente. (Valor de uso).

¿Qué tan importante es para mí?

A la hora de empacar aparecen los recuerdos. Sin duda, nuestra historia es el insumo de lo que somos ahora, nuestros recuerdos son baluartes que no podemos perder. No obstante ¿Todos esos recuerdos son piezas únicas y significativas de incalculable valor emocional? o son acumulaciones de objetos, etiquetas, notas, cuadernos, fotografías y demás, que no están cargadas de sentido, sino que se lo estamos forzando.

Muchas personas guardan algunos dibujos de su infancia o de la infancia de sus hijos, otros(as) guardan todos los cuadernos de la educación preescolar y primaria. Algunas personas guardan un mameluco, o unos botines de los primeros días de nacido, propios o de los hijos; otros guardan el ajuar completo del bautizo, la primera comunión y la confirmación. Algunas personas guardan una que otra fotografía de una celebración, un viaje, un aniversario; algunas guardan álbumes y álbumes de fotos que sencillamente pueden ser digitalizadas.

Análisis: Qué de lo que estoy empacando es irremplazable, significativo, único e irrepetible. (Valor simbólico).

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¿Es bonito o muy bonito?

Este último criterio de selección es bastante simple y fácil de aplicar. En ese proceso de acumulación nos llenamos de cuadros, jarrones, porcelanas, platos, candelabros, lámparas, y demás objetos que en su momento fueron nuevos y llegaron a nosotros porque las queríamos comprar o porque nos las regalaron. Como último modelo, la mayoría de muebles fueron bonitos o muy bonitos. Pero, ¿Qué objetos se conservan muy bonitos como para cagar con ellos a un nuevo destino? Y si no están muy bonitos para engalanar el nuevo espacio, ¿son muy importantes para mí? (valor simbólico), y si no son muy bonitos o importantes ¿Son muy necesarios o irremplazables? (valor de uso). Con esas respuestas, sabemos si serán un excelente regalo para el casero, para nuestros amigos, o pueden terminar en un mercado de pulgas, venta de garaje o como donación.

Análisis: Qué de lo que estoy empacando es muy bonito que merezca hacer parte del nuevo espacio. (Valor estético).

No es tan difícil

Si definitivamente hay objetos que debemos conservar pero no tenemos dónde ubicarlos, siempre nos queda la opción de guardarlos en bodegas o depósitos, administrados por empresas especializadas.

Si a nuestros objetos les preguntamos por su Valor de Uso, Valor Simbólico y Valor Estético y encontramos respuesta positiva, encarguémonos de embalarlos muy bien y protegerlos en la mudanza; si por el contrario no dieron afirmativos a ninguno de los anteriores valores, conformémonos con que ese mismo objeto puede ser valorado por otra persona por lo que pueda significar, para lo que sirve o por su belleza; mientras nosotros, nos mudamos más ligeros de equipaje.

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